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martes, 11 de enero de 2011

PASOS

La noticia que tanto se ha venido precognizando durante estas navidades por fin ha llegado: ETA ha hecho un alto el fuego. A priori, un paso adelante. Sin embargo, parece mentira que una declaración tan corta pueda generar tal diversidad de opiniones entre las diversas fuerzas políticas.



A Francisco (alias Patxi) Lopez, que tiene que estar pendiente al teléfono por si le llaman desde Madrid, todo esto le parece un paso, sí; pero no lo suficientemente grande. Y eso que él es más de pasear que de correr. A veces, incluso, prefiere quedarse parado; no sea que por moverse vaya a tropezar.
Su "nuevo" compañero de andanzas, Antonio Basagoiti, no necesita estar pendiente del teléfono. A él todo esto directamente le ha pillado (casualidad) en Madrid. Y su opinión es sencilla; de un color tan plano que casi podría confundir a quien no diferencie extremismo con firmeza. Según él, esto de la tregua, no es ni un paso ni es nada; y los únicos pasos que dará con los etarras serán para recorrer el camino que les lleve a la cárcel, que por cierto, es un camino que se antoja demasiado largo.
Para la izquierda abertzale ilegalizada, por el contrario, el paso es enorme, hasta el punto de ofrecer una oportunidad histórica; mientras esperan veladamente que sea también su oportunidad de acudir a la cita electoral sin dar, por su parte, ese paso que la ley les exige.
Ezenarro también es de las que piensa que el paso es cortito; y Urkullu, por su parte, más que valorar la magnitud del mismo, nos recuerda la habilidad de ETA para desandar los pasos andados.
Y al Gobierno de Zapatero, que es el que decide el siguiente movimiento, todo esto le viene muy mal; lidiando con la crisis y centrado en introducir leyes absurdas contra el fumador y el internauta como anda. Tiene las manos atadas por una opinión pública que él mismo a contribuido a generar a través de su propaganda; y le da miedo caminar, a ver si por querer salvar unas cuantas vidas va a perder unas elecciones. Se niegan a negociar, nos dicen, ni a dar voz a los casi 150000 vascos que ahora permanecen mudos, ni a aceptar que vengan mediadores internacionales; porque quién sabe, lo mismo los buenos no les parecen tan buenos, y les restan esa legitimidad moral y legal que tanto les ha costado retorcer.
Y en todo este baile de intereses, cada uno se limita seguir los pasos que se sabe de memoria; y si estos no nos llevan hacia la paz, pues qué le vamos a hacer. ¿Qué esperabas? Esto es política...

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