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domingo, 24 de octubre de 2010

LOS AIRES DEL CAMBIO



Este video subido a youtube por Casaleggio Associati nos muestra el pasado reciente, presente y un ¿posible? futuro de los medios de comunicación. Al verlo, no he podido evitar recordar a Morfeo, preguntándole a Neo aquello de "¿Acaso crees que lo que respiras aquí es aire?" en la película Matrix.
Hay en el video dos puntos de gran interés sobre los que se podría debatir. Y el primero de ellos es el inevitable choque en torno a los medios y los modos de comunicación con la llegada de Internet, entre lo social y lo legal. El problema (porque está claro que hay un problema) es que ambos mundos se están separando tanto, que media ya un abismo entre ambos; hasta tal punto que uno no sabe para quién legislan los legisladores, si para el ciudadano común o simplemente para cubrirse las espaldas frente a la comunidad de ciudadanos. El futuro de los derechos de autor está en entredicho, y si se pretende sobrevivir hoy en día de la creación de productos culturales (que me predonen los puristas por el empleo del término producto), ya no basta con acogerse a leyes ilegales propuestas para contentar a amiguetes y coartar la libertad de los consumidores. Hay que innovar; buscar un modo equitativo de garantizar unas ganancias a los creadores, que no siempre crean por amor al arte, sin perjudicar con ello a quienes siempre salen perjudicados. Se me ocurre que quizá, si los legisladores fuesen más valientes, harían recaer esa responsabilidad sobre las operadoras de telecomunicaciones; que teniendo mucho que ver con el problema, se han lavado las manos. Mientras, se mantienen enquistadas en el modus vivendi de una sociedad conformista, enriqueciéndose; ofreciendo uno de los peores servicios de toda Europa a uno de los precios más altos. Nada que no podamos permitirnos, dada nuestra gran renta per capita.
Por otro lado, también podríamos debatir sobre el futuro que nos presenta el video. Sobre si es posible o no; o sobre si es o no lo que queremos. A estas alturas, realmente hablar sobre si puede o no técnicamente alcanzarse ese futuro me parece una pérdida de tiempo; dada la aparente evidencia que nos dan los adelantos de las dos últimas décadas. Podríamos discutir, eso sí, el tiempo que tardarán estos milagrosos chips, estos cerebros implantados en nuestros cerebros, en llegar a nosotros. A mí me parece que tardarán bastante más de lo vaticinado por este video. Y no tanto por razones estrictamente tecnológicas (que también), sino porque dudo de la aceptación que reciban entre la sociedad mayoritaria. Después de todo, ¿realmente mucha gente preferirá viajar a Venecia a través de un programa informático, por fiel que este resultase, a estar allí en persona? Para que esto suceda, creo que los programas de realidad virtual tendrán que ofrecer un valor añadido; y este valor añadido consistirá, paradójicamente, en no ser demasiado fieles a la realidad. Me explico: Es posible que me anime conducir un Ferrari en realidad virtual; pero si para conducir un Ford Fiesta, prefiero bajar al garaje. Del mismo modo, si puedo subir volando al Himalaya y respirar el aire en las alturas (algo que probablemente no haga en la vida real), lo haré; pero para respirar el humo de mi ciudad, prefiero hacerlo en persona. Al menos, así no tendré que preguntarme si lo que respiro es o no es aire. Ya conozco la respuesta.

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